EL OJO
Cierto día dijo el Ojo:
- Más allá de estos valles veo una montaña envuelta en azul velo de niebla ¿No es hermosa?
El Oído oyó esto, y tras escuchar atentamente otro rato, dijo:
- Pero ¿donde está esa montaña? No la oigo.
- En vano trato de sentirla o tocarla; no encuentro ninguna montaña.
Y la Nariz gritó:
- No hay ninguna montaña por aquí; no la huelo.
Luego el Ojo se volvió hacia el otro lado, y los demás sentidos empezaron a murmurar de la extraña alucinación del Ojo.
Y decían entre si:
- ¡Algo debe de andar mal en el Ojo!
Moraleja: Cuando alguien no piensa ni siente lo mismo que nosotros, o es capaz de contarnos experiencias que nosotros no hemos vivido... le tachamos de loco o mentiroso.
¿Por qué caemos en el error de creer como ciertas nuestras experiencias, mientras que a las de los demás, las ponemos en juicio?
¿Por qué creer que todos sentimos lo mismo y de la misma manera?
¿Por qué ser tan incrédulos si nada ganamos con ello?
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