martes, 24 de septiembre de 2013

Historias para reflexionar: Los clavos y las personas que queremos

LOS CLAVOS Y LAS PERSONAS QUE QUEREMOS...

Había una vez un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debía clavar un detrás de la puerta de su habitación.

El primer día el niño clavó 37 clavos en la puerta, pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho mas fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la puerta.
Finalmente llegó el día en que el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre.

Entonces el padre sugirió al hijo que por cada día que controlara su carácter debía sacar un clavo de la puerta. Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la puerta.

El padre llevo de la mano a su hijo a la puerta y le dijo: - Mira hijo, has hecho bien, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la puerta. Ya la puerta nunca será la misma de antes.

Moraleja: Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la puerta. Es como meterle un cuchillo a alguien que aunque lo vuelvas a sacar la herida ya quedo hecha. No importa cuántas veces pidas perdón, la herida está allí; y una herida física es igual de grave que una herida verbal.

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