Pero no estar nunca contento de ti es la fuente de toda obediencia, de toda vigilancia y de toda pureza.
Toma por compañero a un ignorante, descontento de sí: ¡verás cómo para ti vale más que un sabio satisfecho de sí!
Además, ¿de qué vale la ciencia de un sabio contento de sí? Y ¿sigue siendo ignorante el que no está satisfecho de sí mismo?"
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